Nuestra alcaldesa, que no respeta, ni entiende, ni practica el artículo 20 de la Constitución, al principio de mi intervención en ruegos y preguntas le hice saber lo siguiente, para que se ajustase a lo estrictamente legal: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de Opinión y de Expresión, esto incluye el no ser molestado con injerencias ilegítimas de autoridades públicas a causa de sus opiniones”. Fiscalizar a la alcaldesa es un derecho de todos los ciudadanos, porque comete abusos, negando el derecho de réplica, además pasándose de largo de los dos minutos que le corresponden para responder a mi interpelación, toda una déspota. Tienen la boca llena de humo en las elecciones. Después donde dije digo, digo Diego, nos mienten, manosean y nos ignoran, solo nos vuelven a recordar en las próximas, con sus cantos de sirenas. Cualquier cosa que le haya podido pedir en el pleno son demandas de carencias palpables y demostrables, propias de su dejadez. Lo que manifesté con enfado y viveza en dicho pleno es motivado por la incompetencia de este gobierno, que parece tener una total desidia hacia las quejas de los ciudadanos y eso enerva a cualquiera. No soy simpatizante de ningún partido político. Que más quisiéramos que decir lo contrario de la capacidad de ellos, pero cualquiera puede llegar a ser político hoy día. Y todo eso lo pagarán caro nuestros hijos y nietos. Acudan a los plenos, allí podrán juzgarlos, exponer sus quejas, y sabrán de lo que hablo. Son los terceros lunes de cada mes, a las 19 horas (normalmente, llamen antes).
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