Hace unos días caí en la calle (tengo 81 años). Una señora, de quien ignoro su nombre, me ayudó a levantarme y no me dejó hasta llevarme al CAP, cogido de su brazo.
La señorita de recepción, junto con esta señora, me bajaron a urgencias.
Ahora viene lo más importante: todas las personas (médicos, enfermeras, personal de urgencias...) pusieron de manifiesto una calidad humana extraordinaria, a la que ya estoy acostumbrado con mi doctora de cabecera, la enfermera Srta. Losilla y, siempre, todas las personas que están para dar las horas y las citas.
En una palabra, los residentes en Sant Cugat del Vallès tenemos una gran suerte de contar, en este CAP, con un personal sanitario de esta categoría. El director puede sentirse absolutamente orgulloso, ya que los subordinados son reflejo de su jefe. Muchas veces he escuchado a personas quejarse de los servicios y nunca alabar lo positivo, y tengo el íntimo deseo de que los que se quejan de lleno sepan la suerte que tenemos con este servicio sanitario. Y mi agradecimiento eterno a la señora que me ayudó, Dios la colme de todo lo bueno.
Reciban un atento saludo.
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