Cuando el silencio es desagradable

Agradezco Sr. Jesús Blázques Garcia, que esté de acuerdo con su carta a lo que escribí con mis opiniones por carta y ambas cartas publicadas en el TOT Sant Cugat, que doy las gracias se publicaron semanas atrás con fechas diferentes, cosa que no han hecho los que mandan en el ayuntamiento, por escrito ni esta carta, ni la otra que les presente en persona el 23.10.2020 con este silencio me desprecian y no quieren hacer caso al problema y las molestias que causan las meadas de perros por las calles. Les solicite con mi carta al ayuntamiento una normativa, que otras localidades tienen, que lleven una botella con agua con un poco de jabón líquido dentro, esta es la manera que las calles estén limpias de meadas. La inmensa mayoría de los dueños de perros no quieren llevar la botella de agua por las calles porque son incívicos y les gusta molestar, el ayuntamiento lo sabe, pero no quiere hacer la normativa, solo muy pocos dueños llevan la botella de agua para las meadas, estas personas si tienen respecto y dignidad, al no molestar a nadie.

Una de las cosas peores para el prestigio de un dirigente público es que teniendo los medios para solucionar el problema, no quieren hacerlo. Todos los políticos con mandos se conocen, no por su palabrería si por lo que hacen o dejan de hacer por dejadez, por las cosas bien hechas se consigue seguir en el puesto público en democracia. Todos los partidos políticos, más los nuevos de creación que están en la ciudad de Sant Cugat, todos ellos no les interesa llamar la atención a los dueños de perros, para que lleven la botella de agua y no molesten a nadie, esos partidos políticos no lo hacen, porque parece que tienen miedo, que estos dueños de perros cambien el sentido de su voto, en las próximas elecciones.

La inmundicia de meadas de perros, con las molestias que causan por la calles, seguirá permanentemente en Sant Cugat, por que unos y otros quieren que el asco, siga pisoteando la hermosura, así es la dejadez pestilente, esta gente ha perdido la empatía y ni siquiera la buscan para ser cívicos, en conclusión los perros no tienen culpa, sus dueños sí.

 

 

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