Reflexión respecto al debate perros vs niños

El último mensaje de la «tertulia de perros vs. niños» postulaba que los perros tenían un potencial patógeno mayor que el de los humanos. Se mencionaba a la hidatidosis, que, si bien es verdad que puede transmitirse a través de los perros y no hay que desesestimar su peligro, no debe ser razón para ignorar el resto de las enfermedades que los animales podemos transmitirnos. Pues sí, los humanos formamos parte del reino animal y no existimos en una burbuja en constante amenaza de ser pinchada por “besas peludas”. Recordemos la pandemia del SARS-COV 19, que llegó a tales extremos por el descuido de las personas. Ciertamente, más grave que un resfriado. Asimismo, mencionemos un parásito mundano como la Oxiuriasis, ya que el debate se centró en niños contra perros, y es un nematodo transmitido entre humanos, especialmente infantes. Por otro lado, se debería reconocer el posible papel beneficioso de los animales contra las enfermedades: el momento que se decidió que los gatos y los perros eran culpables de aquel purgatorio de la Peste Negra fue el instante en que las ratas proliferaron y el purgatorio pasó a ser un infierno. Mi intención es enfatizar el concepto de Una Salud, que propone reconocer que la salud de uno afecta a todos. Dejemos de un lado a los prejuicios; la cuestión no es solo qué podemos transmitir, sino también cómo podemos evitarlo. Y eso aplica a todos; tanto a los niños como a los perros.

 

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